La primera pregunta que le suelen hacer cuando dice que es ingeniero espacial es “¿Vas a ser astronauta?”. Pero la respuesta es más larga que un simple “no”, y Nicolás Conde la explica con la humildad y dedicación que lo van a caracterizar en toda la entrevista.
Con 25 años, este joven porteño se convirtió en el primer graduado de la carrera de Ingenieria Espacial de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y ya trabaja en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) en el proyecto Saocom II
“Desde chico siempre me gustó la ingeniería. O sea, hacer y diseñar cosas. Lo espacial fue naciendo de más grande, cuando fui viendo los lanzamientos y las misiones, y empecé a aprender de la historia espacial argentina”, contó Conde en diálogo con Télam.
Siempre tuvo “facilidad” para matemática y física, así que los primeros años de Ingeniería no le “costaron demasiado”. Le gustaban mucho los autos, así que fue a un técnico de automotores y pudo forjar una buena base en esas materias. Pero la clave no son solo números y fórmulas: “Por ahí uno tiene la imagen de que el ingeniero tiene que saber solo de matemática, pero también se necesita toda otra parte artística y de creatividad. El trabajo del ingeniero es solucionar problemas y para eso hay que tener inventiva”.
Al terminar el secundario se iba a inscribir en Ingeniería Naval en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero justo vio una publicidad de Ingeniería Espacial en las redes: “Ya había estado buscando esa carrera y solo encontraba ofertas en España, no había nada en América Latina y no me daba para irme a otro país a estudiar”.
Hasta que se abrió la carrera en la ECyT de la Unsam, con la dirección de Roberto Yasielsky, y al día siguiente se fue a inscribir. Esa carrera forma profesionales para contribuir al desarrollo de la ciencia y la tecnología del sector espacial en la Argentina
Otra alternativa universitaria reciente es la carrera de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que hasta 2019 era Ingeniería en Aeronáutica, y que este año también tuvo su primer egresado.
“Quienes trabajan en Ingeniería en Sistemas lo que hacen es buscar, aunque suene redundante, que el sistema funcione. Es un sistema complejo con muchas partes que interactúan entre sí y tienen interfaces. Hay mucha gente que trabaja en estas partecitas y hay alguien que tiene que velar para que todo eso funcione cuando se integre. Ese es el rol del ingeniero en Sistemas”.
Lo que hacen en su carrera es entonces Ingeniería en Sistemas Espaciales, que se puede explicar sencillamente como “ver muchas materias de cada subsistema del satélite, con el objetivo de poder hablar con expertos en diferentes áreas como electrónica o mecánica, y entender todos los temas pero desde una mirada más general”.
En 2021, Nicolás hizo una pasantía en la Conae y colaboró en el diseño conceptual de un instrumento SAR para el proyecto integrador denominado Focus, cuyo objetivo es hacer un monitoreo de infraestructuras críticas, como puentes, edificios y represas, para ayudar en el mantenimiento preventivo o tomar medidas ante un colapso.
Actualmente, el flamante ingeniero trabaja en la Conae y en particular en la ingeniería de sistemas del instrumento radar SAR de la misión Saocom II. Allí se busca dar continuidad a la primera generación de los satélites argentinos y actualizar la tecnología para mejorar el rendimiento.
“Mi jefe en la Conae es Juan Pablo Cuesta, que es una eminencia. Es espectacular trabajar a su lado, y además tiene mucha paciencia para enseñar. Y Roberto Yasielsky, el director de mi carrera, es la historia espacial argentina en persona”.
Además de “si va a ser astronauta”, otra de las preguntas que suelen hacerle a Nicolás es “si se va a ir del país”. “Porque está la idea de que acá no hay tanto y en Estados Unidos o Europa hay una industria más grande, que sí lo es. Pero en nuestro país también existe y es importante. Por ahora mi pensamiento es trabajar en la Conae que fue lo que soñé. La verdad, Argentina me encanta: la cultura, la gente, tengo a mi familia y amigos acá. Si me voy a otro lado creo que sentiría un desarraigo enorme y si algún día por una circunstancia particular sucede, sería por un tiempo porque mi pensamiento siempre es volver a mi país.
Sus amistades y sus ratos libres
Durante la carrera, Nicolás participó de diferentes iniciativas nacionales e internacionales, como la competencia CubeDesing, en la que desarrolló el nanosatélite ganador junto a un equipo de compañeros que hoy son sus amigos y que también están próximos a recibirse: Tomas Burroni, Camila Mucanna, Matías Escobar y Luis López.
Con ese equipo, fueron al laboratorio de ensayos de la agencia espacial brasileña y conocieron los “shakers”, instrumentos para hacer vibrar los satélites. “Todo eso era nuevo para nosotros, solo lo sabíamos desde la teoría y fue una experiencia espectacular”:
“Ahora que terminé la facultad, estoy pensando hacer algún curso de cocina o de canto. Me gusta mucho salir a cines o teatros, y miro también películas o serie espaciales. Salvo “Star Wars” o “Star Trek”, películas que no vi y que me gusta no haberlas visto ya que me divierte la reacción cuando lo digo”.
Nicolás siente “una gran admiración” por Miguel San Martín, el argentino que trabaja en la NASA: “Lo pude saludar una vez que fuimos a dar una charla sobre cohetes con mis compañeros a Uruguay. Él estaba brindando una conferencia sobre Marte y vino a nuestro stand a saludarnos y nos sacamos una foto”.
Los proyectos y sueños de Nicolás
El ingeniero recuerda con emoción el día de su graduación, al que fueron sus dos abuelas, su abuelo, su mamá, su papá, sus tres hermanos: “Todos estaban a las lágrimas y orgullosos”.
“En el mundo no hay muchos lugares que tengan la industria espacial y los profesionales que hay en Argentina. Además, en esta carrera salimos directamente ingenieros espaciales, listos para la salida laboral”.
Sobre su futuro, Nicolás cuenta que “su sueño más extremo, a largo plazo, es la humanidad interplanetaria”. Aunque “la exploración espacial con sondas, o los Rovers como trabaja Miguel San Martín”, también le “encantan”.
De todos modos, no se olvida de otra parte más pragmática, en la que ya está trabajando: “Quiero solucionarle problemas y necesidades a la gente”.
Fuente: Telam