El ministro de Economía, Sergio Massa, jugó una carta sobre la mesa que tomó por sorpresa a muchos, pero quizás no a todos. Anunció que el gobierno dispondrá de las divisas necesarias para recomprar más de 1000 millones de dólares de la deuda externa argentina en bonos. Indicó que la medida se toma aprovechando que los títulos de la deuda (emitida en dólares, con vencimientos entre 2029 y 2046) “cotizan en el mercado secundario a bajar paridades, generando una enorme ventana de oportunidad para nuestro país”. Dicho en términos corrientes: el gobierno podría ofrecer comprarlos a un valor muy inferior a su valor nominal, pero a la vez más elevado que el precio actual en el mercado. El lanzamiento de tal oferta, en la previsión del gobierno, debería provocar un shock de confianza en el mercado, que no sólo baje el riesgo país sino que logre además “mejorar las posibilidades de las empresas y del Estado de acceder al mercado de capitales”.
Las señales con las que respondió el mercado luego de estos anuncios hechos a primera hora del miércoles, no son del todo claras. El precio de los bonos treparon fuerte, bajó en consecuencia el riesgo país, pero no hubo un descenso significativo en los dólares financieros (bajó el contado con liqui y subió el MEP) y, por el contrario, las acciones de empresas privadas argentinas se derrumbaron aquí y en Nueva York. En el primer día inmediato al anuncio, más que confianza lo que reinó fue la confusión. Habrá que esperar para verificar el impacto de la medida, por ahora simplemente anunciada, en los próximos días.
El programa económico viene siendo sometido, desde mediados de diciembre, a una fuerte presión especulativa en el mercado cambiario, que llevó los dólares financieros a un salto de 30 (contado con liqui) a 45 pesos (blue) en apenas un mes (desde el 19/20 de diciembre hasta lunes y martes de esta semana).
En el caso de los bonos de deuda con mayor movimiento, como el Global 2030, su valor de paridad (precio de mercado respecto del precio nominal, es decir lo que se pagaría a su vencimiento) llegó a caer a alrededor del 21 por ciento. Con el anuncio de ayer, trepó al 36 por ciento, pero ya venía creciendo fuerte en las dos últimas jornadas, lo cual llevó a algunos a sospechar que “se filtró” la decisión que estaba por anunciar el gobierno este miércoles, y se le sacó provecho a la “información privilegiada” concretando compras anticipadas.
Nada de eso es comprobable, aunque circularon en las redes sociales como twitter muchos comentarios al respecto.
En concreto, la respuesta del gobierno a estos ataques especulativos fue jugar “a favor” del mercado, combatiendo la desconfianza con una medida que busca provocar un shock de confianza. Sin embargo, lo que provocó cierta incertidumbre es que la medida propuesta utiliza como insumo, justamente, lo que más escasea: los dólares. “¿De dónde sacará Massa los dólares para recomprar deuda, si justamente su falta es lo que más preocupa?”, se preguntaron muchos este miércoles durante toda la jornada.
El ministro de economía hizo una referencia al tema en su discurso, en los siguientes términos: “Para 2023 algunas de las proyecciones que teníamos se han visto modificadas, algunas tienen que ver con inclemencias climáticas (sequía, que afectará las exportaciones), pero otras que tienen que ver con crecimiento en el valor de los productos exportados, y con un menor nivel de importaciones, por ejemplo, la menor necesidad de importaciones de energía para este año respecto de los proyectado en el presupuesto”.
De allí, se supone, saldrían los recursos disponibles para la operación de cancelación anticipada de deuda que se anunció. ¿Cómo se concretará? De acuerdo al procedimiento que el propio ministerio de economía publicó en el Boletín Oficial, será la Secretaría de Finanzas la que ordene al Banco Central (que actuará como agente financiero) que realice la compra de títulos de la deuda de determinada serie (vencimiento), la cantidad de títulos y el precio que deberá ofrecer para la o las operaciones. El BCRA saldrá al mercado a concretar la operación y, cuando lo haga, pagará en divisas desde una cuenta perteneciente al Tesoro de la Nación.
Los bonos incluídos en el programa de recompra de deuda son todos los emitidos en el canje de deuda con el sector privado que se realizó en 2020, con vencimientos entre 2029 (los más cortos ) y 2046, tanto los emitidos bajo ley argentina (llevan la sigla LA, por ejemplo LA29, LA30, etc.) como bajo ley extranjera (los denominados Globales), nominados en dólares (GD, globales en dólares).
La apuesta es fuerte: el gobierno arriesga una reserva de dólares significativa, que si le sale bien debería subir el precio de los bonos, bajar el riesgo país y bajar la cotización de los dólares bursátiles (contado con liqui y MEP). Esto último ocurrira si mejora fundamentalmente el precio de los bonos más negociados (Global 2029 y 2030) en el exterior. Serán, justamente, los que privilegiará la estrategia de recompra de deuda.
Fuente: Pagina 12