Cristina Kirchner no participó este martes del congreso nacional del peronismo, pero volvió a ser el centro de sus discusiones. Mientras cientos de militantes del Partido Justicialista clamaban en un estadio de Buenos Aires porque se presente a las presidenciales de octubre, la vicepresidenta argentina ha ratificado una vez más que no buscará ser candidata. “Ya lo dije el 6 de diciembre del 2022. No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura”, ha escrito la expresidenta (2007-2015) en una carta publicada en sus redes sociales. Kirchner, a quien sus militantes le piden desde hace meses que vuelva a encabezar a un peronismo sin otros referentes en las elecciones, ha justificado su decisión achacando un uso político de la Justicia, que en diciembre pasado la condenó a seis años de prisión y la inhabilitó de por vida a ejercer cargos públicos por corrupción.
Kirchner, de 70 años, todavía no está inhabilitada de participar en las elecciones de octubre. La sentencia del juez federal que leyó su condena el pasado 6 de diciembre por supuestas irregularidades en la adjudicación de 51 obras viales en la provincia de Santa Cruz, el bastión patagónico del kirchnerismo, no es firme y le quedan instancias de apelación. Pero la expresidenta alienta desde ese día la teoría de que sus rivales políticos, los medios opositores y los jueces federales quieren impedir que sea candidata para eliminar al peronismo de la carrera electoral. “La condena e inhabilitación en dicha causa tiene una única traducción política y electoral: la proscripción”, ha escrito en la carta dirigida a su militancia. “Como vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, no se trata solo de la proscripción de una persona, sino del peronismo”.
La carta publicada por la vicepresidenta ha sido un nuevo baldazo de agua fría al peronismo gobernante mientras corre contra el reloj. Según la última encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), la ultraderecha encabeza la intención de voto en primera vuelta con un 29,3%, y el 77% de la población evalúa de forma negativa la gestión del actual Gobierno peronista. El presidente, Alberto Fernández, resignó presentarse a la reelección a finales de abril para priorizar que los militantes elijan un candidato en las primarias abiertas, pero la coalición gobernante aún no ha dado señales de definición.
La vicepresidenta ha repetido en las contadas intervenciones públicas desde su condena que no quiere ser candidata, pero gran parte de las esperanzas de la militancia peronista descansaban en que tome las riendas para unir a su partido que, según el estudio de CELAG, mantiene el 26,1% de la intención de voto dividida en al menos seis candidatos. “Debemos ser inteligentes para salir de este laberinto y romper la trampa a la cual nos quieren llevar: que tengamos una candidatura prohibida por el Partido Judicial”, ha advertido la vicepresidenta en su escrito difundido este martes.
La inflación desbocada, que el pasado abril alcanzó el 108,8% interanual, es solo uno de los problemas del Gobierno. El presidente y la vicepresidenta dejaron de hablarse hace casi un año y la gestión del Gobierno ha pasado a depender del ministro de Economía, Sergio Massa, que también encabeza la tercera pata de la coalición gobernante. A pesar de que la inflación ha empezado a encadenar marcas inéditas desde la crisis del corralito en 2001, Massa todavía es una de las cartas fuertes que mantiene el Gobierno para presentarse a las elecciones. Pero no desata pasiones. La inflación mensual ya había roto su propio récord en marzo con un 7,7%, y lo hará seguramente durante mayo, cuando se mida el impacto de la corrida contra el peso que a finales de abril disparó las cotizaciones del dólar en los mercados financieros. El índice no deja de subir desde hace seis meses y las pocas chances de que Massa sea el candidato de la unidad se desvanecen mientras la sombra de los dos dígitos asoma para mayo.
El congreso del Partido Justicialista concluyó con la ratificación de sus autoridades nacionales en una reunión que terminó en anécdota tras la carta de Cristina Kirchner. El renunciamiento de la vicepresidenta, junto al de Alberto Fernández y del expresidente Mauricio Macri, que también renunció a postularse en marzo pasado mientras los referentes de su partido pelean por encabezar su lista, inaugura un panorama inédito en Argentina. Ningún referente de los últimos 20 años peleará por las presidenciales.
La oposición ha celebrado la renuncia definitiva de la vicepresidenta a las elecciones. Desde la ultraderecha libertaria, lo toman como una oportunidad perdida de “verla tercera” en las elecciones, y desde la coalición que lidera el macrismo, como “una puerta a la necesaria renovación de la política”. El peronismo, mientras tanto, aún se aferra a una última decisión de su líder. El próximo 25 de mayo, cuando Argentina celebre la independencia, Cristina Kirchner volverá a encabezar un acto público. El gran renunciamiento frente a la militancia ya está fuera de la mesa.
Fuente: El Pais