Ni siquiera los dos proyectos emblemáticos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el CAREM y el RA-10, que están en etapas muy avanzadas de construcción (uno de ellos, a punto de finalizarse) y representan la posibilidad de colocar al país en la vanguardia tecnológica mundial, además de ingresos por millones de dólares en exportaciones, se salvan de las amputaciones presupuestarias a troche y moche que está ejecutando el nuevo gobierno. Un documento firmado por todos los gerentes del organismo acaba de dar a conocer que la situación presupuestaria de la institución es crítica. Este miércoles, la UOCRA decidió un paro en el CAREM porque se despidieron 69 trabajadores de una de las subcontratistas de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) para la obra civil.
El CAREM es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente desarrollado y construido en el país, y tiene un diseño revolucionario. El prototipo se levanta en Lima, Provincia de Buenos Aires, y es el primer reactor modular de baja y media potencia del mundo (SMR, por sus siglas en inglés) en estar oficialmente en construcción.
El RA-10 se construye en Ezeiza y es el reactor multipropósito más moderno del mundo. Permitirá cuadruplicar la producción de radioisótopos de uso médico para estudios funcionales, podría ubicar al país como un jugador importante en el mercado de esos productos y lo pondría en un puesto de avanzada en la investigación con haces de neutrones, un área crítica para la producción, testeado y estudio de materiales.
La física Adriana Serquis, presidenta de la CNEA, que presentó su renuncia antes del cambio de gobierno y está esperando la aceptación, envió un escrito al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, informándole que hubo que decidir el corte de obra en el CAREM y el RA-10 desde este lunes por la crítica situación financiera del organismo.
“A comienzos de año, con el secretario de Energía habíamos quedado en que el crédito que se otorgara se iba a pagar –afirma Serquís–. Eso no fue cierto. Hasta el viernes, no habían pagado absolutamente nada del presupuesto 2024, excepto salarios y becas. Veníamos sobreviviendo porque nos habían pagado una deuda de 2023, pero llegamos a esta situación que se denuncia en la nota de los gerentes. Después de eso, nos pagaron 3000 millones que representan el 11% nada más de todo lo que nos deben. La obra civil del RA-10 está completa en un 100% (la total, en un 85%). Se esperaba que con los contratos vigentes con INVAP y todas las subcontratistas se pudiera terminar para el año que viene y empezar la puesta en marcha. Y en el caso del CAREM, es un proyecto que está cerca del 70% de avance, uno de los más adelantados del mundo y uno de los únicos que tenía la oportunidad de completarse mucho antes de 2030, cuando otros países plantean tener los suyos listos. Nosotros planeamos incluso adelantar de 2028 a 2027 la posibilidad de puesta en marcha“.
Para todo 2024 todavía se cuenta sólo con el crédito presupuestario prorrogado de 2023 que alcanzaría en algunos casos hasta mayo o junio, según los incisos. A pesar de los esfuerzos, todavía no hay certeza de fechas en las que pudiera concretarse.
“En lo que respecta a la ejecución presupuestaria, se le había asignado a la CNEA una cuota total para devengar durante todo el primer trimestre de $26.337.326.448, sin considerar los sueldos –afirma el documento–. A la fecha, sorteando muchos obstáculos presupuestarios, se ha logrado devengar $10.435.166.814 y está devengando otros $8.343.614.745 que suman $18.778.781.559 y configurarán la deuda exigible al momento. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos institucionales por ejecutar toda la cuota de gasto durante todo este primer trimestre del año, no se hicieron las transferencias de fondos para poder realizar los pagos efectivos a los proveedores, con la única excepción de las transferencias correspondientes a salarios y becas. Recién en el día de hoy, terminando el trimestre, está llegando la primera cuota de transferencia de fondos por $3.077.859.234 que representan sólo el 11,7% de todo lo que se había previsto devengar y el 16,4% de lo que será la deuda exigible de proveedores, que alcanzará para pagar una mínima parte de todo lo comprometido”.
Así las cosas, no se puede cumplir con los pagos a proveedores correspondiente a muchos meses y varios tuvieron que comenzar a no prestar servicios. Por supuesto, esto empieza a afectar el normal funcionamiento de las instalaciones de los centros atómicos, complejos tecnológicos y regionales y de laboratorios de CNEA que no pueden reponer los insumos necesarios para realizar los análisis que den cumplimiento a los requerimientos regulatorios. En este momento, los proyectos no tienen asegurado el financiamiento y los responsables de cada una de las áreas siguen trabajando para lograr acuerdos que permitan transitar la situación, sostener el funcionamiento de la institución y la continuidad de un sector que logró mantener su excelencia durante más de siete décadas.
Fuente: El Destape