Javier Milei ha dejado en un limbo a Télam, la agencia estatal de noticias de Argentina. El presidente anunció el viernes que la cerraría por considerarla un medio de propaganda opositor y la amenaza comenzó a cobrar forma en la madrugada del lunes. La policía valló la puerta de entrada de los dos edificios de la agencia casi al mismo tiempo que los trabajadores recibían un correo electrónico para eximirlos de trabajar durante una semana. La página web también dejó de funcionar. “Página en reconstrucción”, puede leerse desde entonces en la portada digital, en reemplazo de las noticias que figuraban en ella.
Con 755 empleados, Télam es la agencia de noticias estatal más grande de América Latina y la segunda en importancia en español, después de la española Efe. Tiene una producción diaria de cerca de 500 cables y 200 fotografías, además de contenidos de vídeo, radio y redes sociales.
Muchos de sus trabajadores, aún desconcertados por el futuro inmediato, participaron este lunes en un abrazo simbólico a las puertas de la sede principal del medio. “Defendemos Télam” y “Télam no se cierra” estaba escrito en las pancartas que levantaban periodistas, fotógrafos y sindicalistas que se acercaron a expresar su apoyo. “El Gobierno nacional está llevando adelante uno de los peores ataques a la libertad de expresión en los últimos 40 años de democracia”, denunció la asamblea de trabajadores.
La versión oficial difiere. En su discurso de apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, el pasado 1 de marzo, el presidente argentino dio la orden de cerrar Télam porque “ha sido utilizada en las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”. Su portavoz, Manuel Adorni, agregó este lunes que la decisión se limita a cumplir con una promesa de campaña y “no tiene nada que ver ni con el pluralismo de la información o de los medios ni con cuestiones que tengan que ver con la libertad de prensa”.
Adorni dio también motivos económicos al afirmar que Télam acumuló este año pérdidas por valor de 20.000 millones de pesos (unos 24 millones de dólares al tipo de cambio oficial). Anticipó que en los próximos días se conocerán el plan gubernamental para el cierre de la empresa “y el destino de sus trabajadores”.
La agencia se encuentra intervenida desde febrero, al igual que los demás medios públicos, con el objetivo de “modificar su estructura orgánica y funcional”. El 1 de marzo, durante su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, Milei dio un paso más y anticipó el cierre de Télam. Su argumento por haber “sido utilizada en las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”.
El interventor Diego Chaher visitó las instalaciones de la agencia horas antes del mensaje presidencial y se mostró positivamente sorprendido, según los trabajadores. “Ahora no sabemos si en realidad era una visita para reconocer el patrimonio de la agencia y evaluar qué podía venderse”, dice una de las periodistas que estuvo presente durante la recorrida de Chaher. Los empleados tienen miedo de que esos siete días de licencia sean una excusa para vaciar Télam y debaten si acampar en la puerta para impedirlo.
La agencia estatal de noticias de Argentina fue creada en 1945 a instancia del entonces secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón. A lo largo de sus 78 años de historia, ha atravesado intentos de cierre que no prosperaron, así como despidos masivos. El conflicto más reciente ocurrió en 2018, cuando el Gobierno de Mauricio Macri prescindió del 40% de la plantilla de Télam. La Justicia ordenó la reincorporación de la mayoría de los despedidos poco después.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.
Fuente: El Pais