4 de cada 10 argentinos padece de transtornos del sueño

¿Puede el sueño lavarse como quien lava una camisa con agua y jabón? Sí. Aunque resulte extraño y haga falta mucho más que detergente, la higiene del sueño existe y cada vez son más los insomnes que deambulan como zombies en busca de quien les enseñe cómo dormir plácidamente. En la Fundación Fleni, primera en incorporar estudios específicos sobre el sueño, atienden 300 personas por mes. La misma cantidad en el Hospital Italiano. Y en el Británico las consultas crecieron 300% en un año.

¿Los argentinos estamos durmiendo peor? En principio, no. Y en eso coinciden todos los especialistas consultados. Pero tampoco quiere decir que se duerma bien. Sino, en realidad, todo lo contrario ya que 4 de cada 10 argentinos tienen algún tipo de trastorno. Lo que ocurre es lo mismo que sucedió con la sal en exceso o el colesterol alto, los argentinos comenzaron a darse cuenta de que dormir mal puede traerles graves problemas.

“Ha aumentado el número ya que los pacientes están más informados y consultan con mayor frecuencia. Incluso los colegas derivan ya que la comunidad médica va tomando conciencia de nuestra especialidad”, señala Claudio Podestá, jefe del laboratorio de Medicina del Sueño del Fleni.

Mirta Averbuch, a cargo del mismo departamento en la Fundación Favaloro, coincide en que aumentaron las consultas –25% en su centro– y que la derivación rápida es clave: “Los médicos se han concientizado de los estragos producidos en la salud. Es un problema de Salud Pública por los millones de personas afectadas”.

En nuestro país no existen estadísticas oficiales pero hay varios indicios sobre la gravedad del problema. En Fleni, en 2013, estudiaron a 3.300 personas. El año pasado, 4.900. En el Hospital Italiano atendían 5 personas por día en 2004. Una década después, ya son 20.

“Es fundamental que el paciente consulte para transformar sus síntomas en un cuadro clínico y saber cómo tratarlo” afirma Podestá. En Francia, por ejemplo, se estima que el 30% de los accidentes de tránsito son consecuencia de conductores mal dormidos. Otros efectos: pérdida de la memoria, obesidad, falta de concentración e irritabilidad.

La medicina del sueño tuvo clínicas pioneras en el sector privado, pero ahora aparece entre las especialidades de hospitales públicos. “La gente entendió que se merece dormir bien. Durante mucho tiempo el ronquido era tomado como sinónimo de buen dormir. Hoy es la primera causa de consulta”, agrega Eduardo Borsini, del Británico.

Otro dato: los problemas arrancan antes. “La edad de consulta ha disminuido, una posible causa es la extensión del uso de los medios electrónicos hasta altas horas de la noche y la prolongada exposición a la luz artificial”, explica la doctora Elena Mazzola, del Fleni.

Estrés, malos hábitos, sobrepeso, problemas respiratorios, una vida conectada al celular. Las causas del mal dormir son muchísimas y en un círculo se mezclan con las consecuencias. Por eso, la medicina del sueño ataca para ganarle la batalla a las ovejas que desfilan hasta el infinito. “La calidad del sueño se mide por la calidad de la vigilia. Una vigilia no productiva, con fatiga y somnolencia debe hacernos pensar en una pobre calidad de nuestro sueño”, sostiene Daniel Cardinali, investigador del Conicet y autor del libro ¿Qué es el sueño?, para explicar cuál debería ser la primera señal de alarma.

Fuente: Clarín

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