Elecciones en Uruguay: paridad extrema en el ballottage

Nadie anticipó lo que ocurrió en el ballottage de Uruguay: una paridad extrema entre un bloque de centro-izquierda y otro de derecha. Pasada la medianoche, el candidato del Partido Nacional (Blanco), Luis Lacalle Pou , obtenia un 48 por ciento y su rival del Frente Amplio (FA), Daniel Martínez , cerca del 47. Faltaban contar unos 26.000 votos (con un 99 por ciento escrutado sobre 2,4 millones de sufragios emitidos) y la diferencia era de apenas 30 mil a favor del líder opositor. Y había más de 34 mil votos observados, que deberán ser definidos por la Corte Electoral en el transcurso de la semana.

Daniel Martínez, cuya posible derrota se vivió como una victoria, fue el primero que salió a hablarles a sus simpatizantes que se mantenían estoicos afuera del hotel Cristal Tower. De fondo, se escuchaba la música con el eslogan “Vamos a hacerlo mejor”. El candidato socialista pidió esperar a conocer todos los votos. “Esta elección nos deja la tarea histórica de pensar en un solo país. Tal como decíamos, no alcanzaban acuerdos entre cuatro paredes. Nos enfrentamos a una situación inédita, hay que esperar”. Y cerró: “queremos ser protagonistas. El Frente Amplio no tiene razón de ser si no tiene gente protagonista. No existe sin ustedes”.

Después le tocó el turno a Lacalle Pou, quien habló ante sus seguidores desde la sede partidaria. Dijo que en la primera vuelta, el 27 de octubre, la ciudadanía empezó a apoyar la alternancia. “Tenemos la convicción de que el 1 de marzo asume un gobierno multicolor. Lamentablemente el candidato opositor no nos llamó. Pero el resultado es irreversible”. Y agregó: “tenemos que unir a los uruguayos”.

La corte electoral anunció que no nombrará a un ganador hasta que se complete el escrutinio definitivo. Según dijo su presidente, José Arocena, en la noche de la elección, habrá que esperar hasta el jueves o viernes.

¿Qué provocó el cambio sorpresivo entre la primera vuelta y este domingo? Según anticipaban las encuestadoras, Lacalle Pou, apoyado por una coalición de derecha “multicolor” que incluye al Partido Colorado y a la extrema derecha de Cabildo Abierto, lideraba los sondeos contre entre 5 y 7 puntos.

El politólogo Gerardo Caetano señaló a Página12 el dato relevante de la última semana: “jugó la resonancia dictatorial como factor en contra del candidato blanco”. Y es que Guido Manini Ríos, ex comandante en jefe del Ejército, resultó un aliado peligroso. Rompiendo la veda electoral, el líder de Cabildo Abierto llamó a los militares a no votar por el Frente Amplio en un video que circuló por las redes sociales.

A esto se sumó un comunicado del Centro Militar de corte fascista y antidemocrático en apoyo a Lacalle Pou. La virulencia del llamado a “extirpar el marxismo de Uruguay” retrotrajo a los años de plomo.

El 27 de octubre quedó conformado un Congreso en el que el Frente Amplio no cuenta con mayorías, y el Partido Nacional necesita de los votos de sus aliados para lograr la aprobación de sus iniciativas.

Durante el día, en Malvín, zona residencial de Montevideo, sus residentes aún no imaginaban un final de jornada electoral tan vertiginoso. En este barrio abundaban carteles que decían “Luis”, y afiches con la cara del político conservador. Entrando por calles laterales había una quietud de casas mansas y canto de pájaros. A la salida de la escuela “La experimental” la médica jubilada María Julia Sarache empezó a contar por quién votó diciendo: “no soy de izquierda”. “Este gobierno destruyó la economía del país, aunque reconozco que mejoró la vida de muchas personas con políticas de protección al niño y a la mujer”, Enseguida dio otro motivo que inclinó su voto. “Vivimos con miedo. No sabemos si vamos a recibir un golpe o un empujón para robarnos la cartera”.

La inseguridad es un problema para el que la coalición de derecha propone soluciones como permitirle a la policía pedir el documento a cualquiera en la calle.

En Malvín, un señor que llevaba chomba celeste y gorra al tono afirmó al salir de votar que optó “por un cambio”. “Pienso que el futuro está en las empresas privadas y no en el Estado. La carga social no la tenemos que pagar nosotros a través de los impuestos. Es un 20 por ciento de lo que se cobra, una enormidad”, dijo Alejandro Riveira, que trabaja como administrador.

Lacalle Pou prometió no aumentar los impuestos y “ahorrar 900 millones de dólares” del gasto público, sin explicar cómo. Sin embargo, el ministro de Economía Danilo Astori enfatizó que “ese plan es imposible sin tocar áreas como educación, salud y seguridad”. Las urnas iban a revelar una sorpresa: que el hombre que asuma el 1 de marzo para suceder a Tabaré Vázquez se encontrará con una sociedad partida en dos.

Fuente: Pagina 12

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