Ricardo Mollo: “Esto solo se puede hacer desde el amor y la pasión”. Versión de “Puente” en tributo a los trabajadores de la salud

Es difícil contener la reacción, porque la música tiene esas cosas: cuando Popi Spatocco da rienda suelta a la Orquesta Estable del Teatro Colón, y las voces de Ricardo Mollo y Lula Bertoldi modifican un estribillo legendario y el centro de la pantalla es ocupado por un desfile de trabajadores de la salud en lucha contra el coronavirus, el alma se eriza y la piel también. “Gracias por estar”, cantan, puntuados por las palmas de todos, y entonces “Puente” ya no es solo una nueva y bella versión del clásico de Gustavo Cerati, es exactamente lo que Spatocco quiso, imaginó y llevó a cabo junto a más de sesenta músicos: un potente homenaje a quienes pelean todos los días en el frente de batalla de una situación inédita para los seres vivos del planeta Tierra. Una iniciativa nacida no de una institución sino de los artistas, como un aporte más en una era en que todo suma, todo es necesario para tratar de mantener el ánimo en alto.

“Una locura hermosa, no podía sino decir que sí”, dice entre risas Mollo, en el arranque de una extensa charla con Página/12. Spatocco viene de hacer algo similar con Nahuel Pennisi en “Zamba de mi esperanza”: arreglar y dirigir una pieza, y que cada músico toque y grabe su parte en su hogar, para luego llevar a cabo la titánica tarea de ordenar y ecualizar los audios hasta llegar a un producto en el que, oh paradoja, no hay nada de distancia. Como solistas y representantes del rock, Mollo y Bertoldi dan el anclaje al universo rockero, pero lo que hacen Spatocco y la Orquesta Estable lleva el tema de Bocanada a una dimensión estremecedora.

-Entonces, no te costó nada aceptar semejante desafío a distancia…

-No, al contrario, le agradezco todo el tiempo a Popi su generosidad. Es el gran momento de la práctica de la solidaridad: nosotros hemos hecho un montón de videos e invitado a un montón de personas y hemos tenido el sí del otro lado, como Gustavo Santaolalla, Jorge Araujo o Walter Meza, fue la búsqueda de un vínculo y es una cosa hermosa porque todos se prestan con mucho corazón. Cuando viene alguien a invitarte a participar de algo así… esto va para los dos lados. Es ejercitar la solidaridad y querer estar ahí, tratando de llevar un poco de alegría a gente que se nutre de la música.

-Ahora… pavada de canción te vino a tirar Popi.

-Te lo digo así: Uffff. Porque uno la escucha y la melodía es muy agradable y muy simple y muy emotiva, pero cuando la tenés que cantar… me hizo acordar a un pibe que una vez vino y me dijo “estuve sacando ‘Spaghetti del rock’ que pensé que era muy simple y la melodía tiene una complejidad…’ Como es mío no me doy cuenta pero lo entiendo porque lo he visto interpretado por otras personas y ahí te das cuenta del trabajo, de la búsqueda de la melodía de cada uno. Y cuando te toca a vos… a mí “Puente” me gustó siempre, y lo loco es que dos días antes que Popi me llamara se me apareció ese tema en la cabeza y lo estuve como rumiando, y entonces me llamó, fue muy loco. En cuanto me tiró la idea me puse un karaoke y empecé a cantarlo y ahí empecé a entenderlo más allá de la estructura melódica, la interpretación, que es el punto más fuerte de todo eso. Fue un lindo desafío y un lindo juego.

-¿Cómo se asume un tema como este, tratando de ponerle lo que pone uno en su interpretación, teniendo en cuenta que partís de una base muy exigente y muy pegada a la oreja de la gente?

-Hace poco con la Filarmónica de Mendoza hicimos “Crimen”, que también fue… para mí lo que prima es el respeto al autor, compositor e intérprete, hay mucho de su esencia y de quién es él: no interpretó un tema de otro y yo hago una reinterpretación, es un tema de él cantado por él. Tiene esencialmente todo su ser. Y yo tengo que tomar eso con mucho respeto, adonde quiso llegar él sin dejar de ser yo, ahí está el punto de inflexión. Y ahí me largué.

-En el agudo del final dejás el alma…

-Yo sigo entrenando la voz todas las semanas con mi profesor, que me ayuda a mantener esa relación entre lo que querés hacer y lo que podés hacer. Esta situación de entrenamiento me sirve para que cuando yo me imagino esa nota pueda hacerla desde el corazón y no desde la garganta. Cuando estás haciéndolo visualizar a la persona. Era un desafío de… más allá de hacerlo bien, hay una cosa que tiene que ver con su familia. Hacer algo que tenga relación con Gustavo desde ese lugar de respeto.

-Hay involucrada mucha emoción, por Gustavo y por la gente que está de verdad en la trinchera de la pandemia.

-Un amigo mendocino me contó el otro día que tiene un amigo médico muy cercano que está viviendo solo, porque no quiere tener contacto con su familia, y le mandé un mensaje de agradecimiento personal, porque siento que esas personas son hoy los héroes, los que están llevando adelante la posibilidad preventiva y a la vez terapéutica, tienen una labor… en una guerra serían los soldados. Es muy claro el lugar, y para ellos es muy importante contar con el reconocimiento de las personas que están cuidando. A mí me preocupaba la reacción de los fans con el cambio de letra, que nos dijeran herejes, pero en ese momento entran los médicos, el personal de salud, y es importante que sea de esta manera.

Yo estuve en aquel Obras en que Gustavo y vos cantaron “Crimen”, y me acuerdo muy bien de lo que pasó entre la gente, un primer momento como de sopresa cuando apareciste… y enseguida el clima fue “Pero claro, ¿cómo estos dos tipos nunca se juntaron antes?”

-Estaba toda esa situación antagónica completamente al pedo, y un día yo lo llamé a Gustavo y le pedí que me invitara a cantar. Y el me dijo que sí y dijo de hacer “Bomba de tiempo”, y le dije “no, quiero hacer ‘Crimen’”, y él se quedó sorprendido porque suponía que daba para hacer algo con potencia y yo quería justamente lo otro, compartir una cosa para terminar con otra. Antes de subir a cantar con él me pasé el tema cincuenta veces. No lo tomé como “dame la letra que te lo canto”, es algo que tiene que ver con el respeto: si me invitás a tu casa tengo que ser respetuoso de esa invitación. Y fue un momento muy lindo, creo que los dos sentimos alivio de saber que ese “antagonismo” era externo, y empezó a haber entre los dos una pequeña relación que había sido medio a la distancia durante muchísimos años. Después nos juntamos a escuchar el nuevo disco y fue un grato momento, la sensación de juntarse a escuchar música con un amigo como hacíamos antes. Nosotros estábamos terminando Amapola del 66 y el había hecho Fuerza Natural y nos compartimos nuestra música, y de hecho él me dijo que el primer tema que teníamos que mostrar era “Amapola del 66”, fue una charla super linda.

-Encontraron el punto justo, una decisión que abrió todo un universo: en otro momento del rock argentino nadie hubiera puesto juntos a Cerati y Mollo.

-Quizá por temor, pero era abrir un poquito el corazón y jugársela. Yo me animé a decírselo, qué me va a decir… y me podría haber dicho cualquier cosa pero al contrario, le pareció un gesto lindo, porque abrí una puerta y el entró, no me cerró, al contrario. Y fue algo muy saludable. Hay un momento en la vida en que esas cosas antagónicas no sirven para nada.

-Entonces, tenían un tema como “Puente” y tremendos músicos como los del Colón… pero la logística fue demencial. ¿Cómo se armó?

-Yo arranqué con una idea que Popi tenía armada en teclados, con las posibilidades electrónicas que hay que emulan instrumentos. Y ya el arreglo tocado así era emocionante. Y le pregunté cómo lo iba a hacer, y cuando me dijo que cada uno se iba a grabar y filmar con el celular dije “este tipo está loco” (se ríe)… Popi está acostumbrado a la locura de toda la vida, tiene que escribir la partitura de cada uno de esos tipos. Pero encima tuvo que compaginar cada instrumento, que es un cuadradito de una calidad de cada micrófono y de ambiente, cada músico vive en una casa distinta. Y logró una cosa que es maravillosa. Eso es tenerle mucho amor a lo que hace, porque eso solo lo hacés a través de la pasión y del amor. “¿Qué herramienta hay, un celular? Bueno, lo hacemos así.” Eso es amor.

-Es una obviedad pero hay que repetirlo: la música hace bien. Me pongo en el lugar de los laburantes de la salud que reciben un homenaje como este y queda claro que los músicos pueden aportar mucho en este contexto.

-Es que nos nutrimos de música. Hay una parte de nuestra alma, de tu esencia, de como quieras llamarlo, que necesita la música porque todos escuchamos y a todos nos hace ese efecto de entrar en un mundo posible. A veces estoy en mi casa solo y digo “me voy a poner un disco”, y me acerco a buscar y de acuerdo a tu situación ponés determinada musica… y me cambia todo, y me posibilita otras cosas, y eso es importante. A veces te vas encerrando en una situación que parece que no tiene solución, y de pronto ponés un canción y se te abre una puerta, chau. Si no le damos bola a eso nos estamos perdiendo algo. Y no lo digo como músico, lo digo como oyente.

-Cuesta mucho entender a alguien que no escucha música. Suena medio talibán pero…

-Yo creo que no existe una persona que no escuche música. Porque entonces nunca fuiste al cine: el cine está basado en la música, hasta el cine mudo. No hay manera de pasar de largo de eso, una situación cinematográfica si no tiene la música ahí sosteniendo hay una parte emocional que no funciona. El otro día volví a ver parte de Cinema Paradiso y me puse a llorar, porque la música toca lugares, mueve cosas, que son imposibles de mover con otra forma.

-No hay control.

-No lo hay, entró y entró. Y de pronto estás llorando, y qué suerte que pase eso. Y el arreglo de Popi…, estaba pasando el tema y hay una parte ya casi llegando al final, que hay un arreglo que tenía que dejar de cantar porque se me hacía un nudo en la garganta de lo lindo que era: cómo hago para atravesar esto y poder cantarlo. A repetición pude hacerlo pero hay algo conmovedor que tiene la música, que te mueve cosas y no las podés parar.

Fuente: Pagina 12

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