La ambición más profunda que tiene todo político es llegar a la presidencia. No es suficiente liderar las encuestas o ser el “bendecido” dentro de un espacio como el kirchnerismo. Para sentarse en el sillón que hoy ocupa Cristina Kirchner el próximo 10 de diciembre de 2015, se necesita esencialmente mucha plata. ¿Cuánto cuesta una campaña presidencial? Existen divergencias sobre los fondos, pero gobernadores, consultores, empresarios y los propios jefes de campaña de los principales candidatos confirman que se requiere un esfuerzo económico que promedia los US$ 100 millones, sólo para el próximo año.
“Esta va a ser una de las campañas más caras de la historia, va a costar unos mil millones de pesos”, confirma un gobernador kirchnerista de peso, que por estas horas se entretiene especulando si el candidato del oficialismo será Daniel Scioli o Florencio Randazzo (o ambos).
Los jefes de campaña del massismo, del macrismo y del sciolismo –y sobre todo los que manejan su presupuesto electoral– ya trabajan en los detalles de cuántos fondos destinarán a la contienda electoral. Tienen apuro: negociar y concretar aportes de empresarios lleva tiempo. Es cierto también que los principales candidatos ya tienen una red de contactos en el sector corporativo que ayudan a aceitar los respaldos financieros. Los empresarios prestan aviones privados para viajes, ceden gratis carteles en la vía pública, ofrecen alojamiento en hoteles cinco estrellas y garantizan logística en recorridas. Claro: también aportan dinero en efectivo antes de que se lance formalmente la campaña.
Varios empresarios cercanos a Daniel Scioli fijaron el costo total para el año que viene entre los US$ 70 y los US$ 100 millones para la campaña, dependiendo de si hay segunda vuelta (crecen los costos) y de la “generosidad” que tenga el gobierno nacional con el gobernador de la provincia. Para ellos, los gastos más altos van desde publicidad y equipos técnicos hasta micros, impresión de boletas, logística y despliegue de punteros políticos.
Un ejemplo: los candidatos que no tienen aceitada la estructura partidaria en los distritos electorales más importantes –Provincia, Capital, Córdoba, Mendoza y Santa Fe– necesitan presupuestar fondos para los fiscales que controlen las mesas el día de la elección. Un espacio político ya calcula que necesitará 40 mil fiscales a nivel nacional, con un costo de $ 500 cada uno entre vianda y útiles. Gastará $ 20 millones por elección.
En el entorno de Sergio Massa existen diferencias sobre los costos totales. Para algunos empresarios cercanos al candidato ascenderán hasta los US$ 130 millones, pero los encargados de tejer acuerdos políticos creen que costará por lo menos la mitad, unos US$ 60 millones.
El caso de Massa es distinto al de Scioli y de Macri. El ex intendente de Tigre es diputado: no cuenta con el respaldo financiero de los fondos públicos de ningún distrito. Los carteles que ya promocionan la gestión de Scioli o Macri –pagados con fondos públicos– son también filosas armas de campaña. Dentro de los equipos técnicos de Macri coinciden con que la construcción de una campaña electoral no baja de los US$ 100 millones, y creen que puede costar hasta el doble. Expertos en campaña de dos agencias de publicidad ayudan a entender los costos de un candidato “más chico” como Hermes Binner o Julio Cobos, de UNEN. Arrancan en US$ 30 millones.
En el caso del kirchnerismo, el cálculo es difuso porque el Gobierno dispone de los recursos del Estado para manejar el flujo de campaña. Un ejemplo: un gobernador confiesa a PERFIL que apoya a Scioli, pero no dudaría en respaldar a Randazzo si el Gobierno le girara fondos extraordinarios para su provincia a fin de año. No hay dudas: billetera matará internas de candidatos.
Fuente: Perfil