La carrera paralela de “Las Damas”

Karina Rabolini, Juliana Awada y Malena Galmarini hablaron de sus vidas junto a Scioli, Macri y Massa. Sus anécdotas, intimidades y proyectos para el futuro

A menos de un mes de las elecciones primarias, los candidatos entraron en la recta final de la campaña. A su lado, muchas veces puede vérselas a sus mujeres, quienes los acompañan en actos, recorridas y cenas en busca del respaldo necesario para llegar a la Casa Rosada.

Karina Rabolini, Juliana Awada y Malena Galmarini son las tres mujeres que hoy figuran con más posibilidades de llegar a ocupar el puesto de Primera Dama a partir del 11 de diciembre.

Las compañeras de Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa fueron entrevistados por los periodistas Pablo Calvo y Sofía Bonelli para la revista dominical Viva. Allí contaron secretos de sus maridos, anécdotas y proyectos en caso de que lleguen al triunfo.

Karina Rabolini:

-¿Cómo se conocieron con Daniel?
-Lo conocí a los 18 años y hace ya 30 que estamos juntos.

-¿Cómo fueron esos 30 años?
-Hubo un momento en que nos separamos y después volvimos, pero durante esa pausa –que duró cuatro años– siempre estuvimos muy conectados: yo sabía que podía contar con Daniel y Daniel sabía que podía contar conmigo. (…) Daniel siempre me ha apoyado en cada uno de los proyectos que he tenido y en cada una de las decisiones que he tomado. Por eso es que decido acompañarlo en todo lo que esté a mi alcance y más aún este año que es un gran desafío.

-¿Cómo es Daniel en la convivencia puertas adentro?
-Se levanta muy temprano, con buen humor, y eso que estamos hablando del gobernador de la provincia, que tiene que enfrentar todo tipo de situaciones a diario. La verdad que Daniel tiene mucho carácter. Y sí… es de enojarse y reaccionar, pero no por cualquier cosa. No es de agarrarse con las personas, pero sí se enoja de las situaciones, y automáticamente exige y hace. ¿Y te cuento algo más? Tiene mucho sentido del humor, muchísimo. (…)No quiere decir que no discutamos, o que no lo quiera matar porque me molesta que deje las toallas tiradas en el piso del cuarto, justo ahí que tengo todo pintado de clarito, o que juegue con la pelota de fútbol en la habitación. Es que Daniel combina una actitud de niño con una personalidad muy fuerte, lo que hace un contraste en él. Además, te cuento que, sobre todo, es muy metódico.

-Y obsesivo: ¿es cierto ese mito de la pastafrola, que no debe faltar?
-Sí, sí, la come a la mañana y a la tarde. Lo gracioso es que su secretario siempre lleva en un tupper un pedacito de frola, porque a la tarde la quiere sí o sí. (…) Todos los días a la noche –¡todos!–, después de cenar, él se come su manzanita asada…

-Hablando del país y de lo que va a venir, ¿cómo te ves acompañando a Daniel desde el rol de Primera Dama? ¿Cómo te preparás?
-Hace ya 17 años que me vengo preparando. Ya soy primera dama de la provincia y la provincia de Buenos Aires es muy buena escuela para todo.

Juliana Awada:

-Acá se las ve tranquilas, ¿te mudarías a Olivos?
-Amo mi casa, es mi lugar preferido, pero si Mauricio llega a presidente, nos vamos a mudar, porque no es dónde estemos, sino que estemos todos juntos.

-¿Te imaginás Primera Dama?
-Si los argentinos votan a Mauricio, yo voy a ocupar el rol que me toque de la mejor manera posible, con responsabilidad y humildad.

-Lo acompañaste a ver al Papa, ¿qué sensaciones te atravesaron?
-Cuando Francisco salió, me puse a llorar. Después nos mandó a llamar, entramos al Vaticano y nos saludó. Lo primero que nos dijo fue “gracias por estar acá, ¿no la trajeron a Antonia?” Pensé, una persona que está viviendo el día más importante de su vida, y te pregunta por tu hija y se acuerde del nombre… Me puse a llorar de la emoción. Francisco transmite paz, humildad, afecto, humanidad. Al año volvimos con Antonia, en un encuentro más privado. Él y Mauricio tuvieron una charla íntima, que quedó entre ellos.

– Vos tuviste una conversión religiosa, ¿no?
-Lo que ocurrió fue que mi padre, nacido en el Líbano, era musulmán. Vino a la Argentina cuando tenía tres años y se crió en esa fe. No era practicante, pero lo tenía en su alma. Y no nos impuso nada. De grandes, cada uno optó. Mi hermana mayor se casó por la Iglesia Católica y es re creyente. Mi otro hermano mayor, no. Y mis otros dos hermanos se casaron con personas de la colectividad judía, o sea que mi familia es muy abierta. Valentina, mi otra hija, está bautizada. Y yo siempre tuve ganas de bautizarme. (…)Hace seis años, el cura español que bautizó a Antonia me dijo: ‘¿cuándo vas a bautizarte?’. Y hace un año me decidí. La ceremonia fue repentina, ni Mauricio alcanzó a ir. Fue mi madrina, que es mi hermana Zoraida, la que más me acercó a la fe cristiana.

-¿Cómo te llevás con Karina Rabolini, sos amiga o competidora?
-No es que seamos amigas, la conozco de hace años, de hablarnos a cada rato. Tengo muy buena relación y ella es muy buena persona.

-Estuviste en la marcha del 18F, donde se pidió justicia por la muerte del fiscal Nisman, ¿qué pensás de cómo siguieron los acontecimientos?
-Fue doloroso y triste lo que sucedió con él. Y el dolor en su familia fue enorme. Aquel día, la gente salió a pedir Justicia. Por sobre todas las cosas, creo que es lo más importante para que un país funcione, que haya Justicia. La verdad es que deseo que el caso se esclarezca, para saber la verdad.

Malena Galmarini:

-Contaste que tu niñez, en la década del 70, se parecía a la película “La vida es bella”, porque tus padres hacían esfuerzos por presentarte una “normalidad” cuando el contexto era de agitación y violencia.
-Absolutamente. Recuerdo un día en que mis padres (Marcela Durrieu y Fernando Galmarini) vinieron a buscarme a la guardería seis horas antes del horario habitual. Nunca venían los dos juntos, y encima estaban en un auto que no era el nuestro. (..) Yo, que tenía menos de tres años, iba contenta al encuentro de mi mamá, pero ella lloraba. (…) Ese día habían chupado a un compañero, había que esconderse y les prestaron un auto para que me fueran rápido a buscar. En esa época, mi mamá era “Laura” y mi papá “Lucas”. Se quedaron en la Plaza de Mayo cuando Perón echó a los Montoneros.
(…)
Mamá siempre me hacía “la torta del conejo”, un bizcochuelo que adoptaba la forma de conejo gracias a un molde que había heredado de su bisabuela, que era de la nobleza húngara, “sangre azul”, ja, ja, que venía por parte de la familia de mamá, venidos a la Argentina tras la caída del imperio austrohúngaro.

-¿Nunca se te ocurrió investigar si tenés alguna fortuna por allá?
-Ja, ja. No conozco Europa.

-Como tus padres, vos también empezaste a militar muy joven.
-Desde el día 1: El 1° de Mayo de 1975 mi mamá se fue en camión a Plaza de Mayo a celebrar el Día del Trabajador… y yo nací cuatro días después. Pero sí, adherí al peronismo a los 16 años.

– Hay una suerte de “competencia” entre posibles “primeras damas”…
– Las primeras damas no son nada, no tienen firma, no tienen presupuesto a cargo, no tienen voz ni voto, salvo que militen. (…) Y si los argentinos eligen a Massa, sólo seré la esposa del Presidente. La primera dama es una institución que se creó porque las mujeres estábamos afuera de la política. Veníamos con el señor y algo había que hacer con “el jarrón”. Entonces, les pusieron un título honorífico y fueron a trabajar con las damas de beneficencia. Eva fue la primera en tirar por la borda ese formato de “dama de compañía”. Yo voy a patear los ministerios para que me den cosas para mi pueblo.

-¿Sigue tensa la relación con Scioli?
-Con él se corta cualquier atisbo de relación personal por su reacción frente a la intrusión del agente de inteligencia en mi casa en 2013. Estoy en las antípodas de lo que él dice que piensa, aunque no sé si dice lo que piensa.

-¿Te mudarías a Olivos?
-Soy de Tigre, con Sergio nos gusta ir a los actos y reuniones de mis hijos en la escuela. No me gustaría mudarme, pero veremos.

Fuente: Infobae

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