El gobierno de Michel Temer decidió enviar un contingente de las Fuerzas Armadas a la frontera con Venezuela. El emplazamiento de tropas militares ocurrirá en el pueblo de 13.000 habitantes de Pacaraima, en el extremo norte del país, y también en Boa Vista, capital del estado de Roraima. El presidente y sus ministros, que hicieron declaraciones a las 19 horas, dijeron que éste podrá ser un “instrumento adecuado” para disipar las confrontaciones, como la que estalló la semana pasada, entre los pobladores de ese municipio y los inmigrantes venezolanos. Se presume que las disputas crecerán en intensidad según indicó a este diario el ministro de Seguridad Pública Raúl Jungmann. El funcionario, que hasta febrero de este año comandó la cartera de Defensa, dijo: “El objetivo es evitar los conflictos. El problema que tenemos hoy es que existe un desajuste entre el flujo de entrada de los inmigrantes y el de su interiorización en Brasil”. Jungmann habló en el cuarto foro de la Alianza Latinoamericana contra el Contrabando (ALAC) que reúne 13 países, entre ellos Argentina. En esa conferencia, realizada en el Palacio de Itamaraty, se dieron cita autoridades civiles, policiales y militares de la región, de Centro América y México.
El funcionario, que hasta febrero de este año comandó la cartera de Defensa, dijo: “El objetivo es evitar los conflictos. El problema que tenemos hoy es que existe un desajuste entre el flujo de entrada de los inmigrantes y el de su interiorización en Brasil”. Jungmann habló en el cuarto foro de la Alianza Latinoamericana contra el Contrabando (ALAC) que reúne 13 países, entre ellos Argentina. En esa conferencia, realizada en el Palacio de Itamaraty, se dieron cita autoridades civiles, policiales y militares de la región, de Centro América y México.
–¿Venezuela es un problema de crisis humanitaria o es un tema de seguridad?, Interrogó esta corresponsal.
–Es un problema sobre todo humanitario. Ocurre que se transforma en una cuestión de seguridad cuando usted tiene un excedente de personas que quedan sin abrigo y parte de los inmigrantes pasan a vivir en las calles. Eso genera tensión porque la comunidad siente que son tomados sus espacios públicos. Y, como ya oí de algunos informes, crea atolladeros en el sistema medico-sanitario, lo que alimenta los conflictos. Nosotros, como gobierno federal, tenemos que evitar esas contiendas. Mandé para allá 60 hombres de la Fuerza Nacional (policía) que están en Pacaraima, y mañana están llegando otros 60 hombres que irán a realizar patrullas ostensivas en Boa Vista, la capital de Roraima. Y si la gobernadora Suely Campos entiende que crecerá la conflictividad, entonces tiene que solicitar al presidente Michel Temer el envío de las Fuerzas Armadas. Hoy, nuestra dificultad es un desajuste entre el flujo de entrada de los migrantes y el de su interiorización, hacia otros estados brasileños. Cuando el primer flujo sobrepasa el segundo, entonces aparecen los excedentes. Tenemos que conseguir una administración de ese desajuste. El flujo de entrada crece por cuenta de la tragedia y no es fácil interiorizar a los inmigrantes, porque eso significa negociar con otros estados provinciales. Esto exige al gobierno federal que cuide del inmigrante en otros lugares, y que encuentre empleo lo antes posible, que se inserten en nuestra vida productiva. El presidente estuvo reunido con los ministros para buscar soluciones.
–¿Cuántos venezolanos se encuentran refugiados en el norte brasileño?
–En esa región se encuentran unos 4.400. Tenemos un flujo de entrada de 400 a 700 inmigrantes. Pero una parte regresa a Venezuela y otra consigue viajar para otros estados brasileños.
Al menos 1200 venezolanos abandonan Brasil tras incidentes en la frontera
Mirá también
Al menos 1200 venezolanos abandonan Brasil tras incidentes en la frontera
–¿Tienen medido el impacto real de la “crisis humanitaria”?
–La semana pasada me reuní, en Bogotá, con el canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo; el ministro de Defensa Guillermo Botero y el jefe del Estado Mayor Conjunto. Como nosotros, ellos también perciben que hay una verdadera tragedia humanitaria en Venezuela y esta impacta en todos los países de la región. La próxima semana habrá una reunión de la OEA en la que debemos discutir qué acciones se adoptarán. En nuestro caso estamos un poco limitados, en cuanto a las acciones. Brasil no tiene frontera viva con Venezuela. El único pasaje entre los dos países es Pacaraima. Ese impacto respecto de los venezolanos no es muy grande. Es un impacto de otro orden.
Lo cierto es que hay un factor imponderable que perturba cualquier iniciativa. Desde 2001, Venezuela provee toda la electricidad consumida en Roraima. Y, según informes brasileños, la corporación de electricidad caribeña Corpoelec podrá interrumpir en cualquier momento el abastecimiento. Afirma que Eletrobras, la estatal brasileña, le debe 30 millones de dólares.
Fuente: Clarín