La Agencia Federal de Inteligencia coordinó los “planes de acción” para identificar potenciales riesgos, diseñar modos de evitarlos y planificar medidas de contención.
Mientras perduran las peleas y recriminaciones por el escandaloso operativo de seguridad en las inmediaciones del estadio de River el sábado pasado, y apenas cedieron los tironeos entre el gobierno y la miríada de manifestantes contra la cumbre de presidentes que este jueves comenzará en Buenos Aires, persisten las dudas sobre la capacidad estatal para evitar actos de violencia y vandalismo durante el inminente G20. Además de la copiosa cantidad de guardias, de móviles y equipamiento; los cortes de calles y avenidas con enormes zonas de exclusión absoluta, y las acciones directas para desalentar protestas agresivas, una de las preguntas que inquietan a los porteños es cuán solvente fue el trabajo de inteligencia previo al evento.
Hasta el momento, la cuestión chocaba contra la autosuficiente respuesta de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien sin entrar en detalles viene asegurando que fueron tomados todos los recaudos y se cruzó información sensible con otros países para evitar sorpresas. Pero ahora Clarín logró acceder a un documento de trabajo sobre los preparativos para la cumbre, que por primera vez entre otros organismos hace referencia a lo que hicieron los espías de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
En ese paper se puede leer que participaron de una “Ejercitación de Seguridad Evento G20” con sus colegas de inteligencia de Estados Unidos referenciados en la CIA, y de la “Ejercitación Seguridad y Terrorismo Evento G20”, con el FBI. Como se esperaba, directivos de la AFI también se reunieron con agencias de espías de otros países, viajaron a Hamburgo para analizar los desafíos que hubo en la última cumbre y trabajaron junto a Cancillería y Migraciones en la modificación transitoria del sistema de visas para extranjeros que llegarán al país en estos días.
Los espías que comanda Gustavo Arribas coordinaron también las reuniones de inteligencia con los otros organismos de Inteligencia nacionales -la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal que reúne la información recogida por las fuerzas de seguridad, y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar, que procesa los datos de las fuerzas armadas- y con las agencias de espionaje de los otros diecinueve países del G20. ¿Esa exuberancia de reuniones, encuentros y planificaciones será efectiva para evitar desmanes? Lo veremos en horas.
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“La mejor inteligencia es la que no se nota”, repiten como un mantra los espías de todo el mundo. Si su labor fuera exitosa, en la previa a la cumbre deberían haber determinado las posibles amenazas que pudieran existir, señalar los posibles riesgos, identificar a los potenciales autores de aquellas amenazas o riesgos, evaluar su probabilidad de ocurrencia, los diferentes niveles de impacto en caso de que algo fallara y hubiese problemas, recomendar cursos de acción preventivos y, llegado el caso, evaluar las posibles acciones de contención y remediación. Aunque desde la AFI no respondieron las consultas de Clarín, en el Gobierno aseguran que esa check list de tareas estuvo bien hecha.
Los hechos de River, All Boys o la plaza de los dos Congresos durante el tratamiento del presupuesto en Diputados -para enumerar sólo los del último mes- ensombrecen la tranquilidad oficialista. Del otro lado de la balanza, el documento al que accedió este diario repasa los “ensayos” en los que la AFI habría puesto a prueba sus planes. Según ese informe, durante este año los espías supervisaron más de 40 encuentros del G20 previos a la cumbre de presidentes, dónde concurrieron los ministros de distintas áreas y presidentes de bancos centrales.
Fuente: Clarín