Inmigrantes hondureños caminan en dirección a Estados Unidos en mitad de la noche. ORLANDO SIERRAAFP-PHOTO
Se trata de la cuarta caravana que sale del país centroamericano rumbo a Estados Unidos desde abril de 2018
Cientos de personas con mochilas y maletas se arremolinan en la estación de autobuses de San Pedro Sula sin echar la vista atrás. Ya solo tienen miras hacia un futuro de incertidumbre en EEUU, a donde piensan llegar caminando o pidiendo transporte gratuito tras atravesar Guatemala y México. Se trata de una nueva Caravana Migrante que partió esta madrugada de la segunda ciudad más importante de Honduras, a 180 kilómetros de la capital, Tegucigalpa. Todas ellas respondieron a la convocatoria que personas anónimas hicieron en las redes sociales en las últimas semanas de una ‘Caravana Migrante el 15 de enero’. ‘Buscamos refugio. En Honduras nos matan’, señalaba el anuncio escrito con letras rojas y negras. Se trata de la cuarta caravana que parte del país centroamericano desde que en abril de 2018 saliera la primera con rumbo a EEUU, aunque la que atrajo la atención mediática fue la que salió el pasado 13 de octubre desde San Pedro Sula a la que se sumaron 7.000 personas que huyeron de la violencia y la miseria que asola Honduras. Tras recorrer más de 4.000 kilómetros durante mes y medio, algunas personas lograron ya entrar en EEUU, tras saltar el muro que separa este país de México. Muchos migrantes continúan retenidos en diferentes centros de detención, mientras que otros han sido liberados a la espera de que la justicia estadounidense les conceda o no el asilo que han solicitado bajo el argumento de que su vida corre peligro si regresan a Honduras. Por su parte, todavía hay unas 2.000 personas en diferentes albergues de la ciudad fronteriza de Tijuana, en México, donde muchas de ellas han encontrado un empleo a la espera de poder cruzar a EEUU. “Vamos huyendo del país, seis masacres en dos semanas, no queremos morir”, relataban varios jóvenes esta madrugada en la central metropolitana de transporte de San Pedro Sula antes de partir bajo una intensa lluvia. Así, pese a que estaba previsto que la Caravana partiera de madrugada, finalmente, lo hizo durante la noche con la intención de llegar cuanto antes a la frontera de Agua Caliente, entre Honduras y Guatemala. Muchos migrantes – al igual que sucediera con la Caravana del 13 de octubre-, se dirigen a EEUU acompañados de sus hijos de muy corta edad, incluso bebés a quienes llevan en carros con los que recorrerán los miles de kilómetros que les separan de su ‘sueño americano’. Ni las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, ni el largo recorrido que les espera han logrado mermar las esperanzas de los hondureños que prefieren un futuro de incertidumbre a vivir en un país castigado por la pobreza y donde cada día mueren jóvenes a causa de la violencia. Este mismo fin de semana, fueron localizados sin vida cuatro jóvenes en un túnel a desnivel, cuyos cuerpos estaban amarrados y con signos de haber sido torturados. Las víctimas son una joven de 24 años con cuatro hijos, su hermano menor de 20 y otros dos jóvenes de 21 años, quienes desaparecieron cuando iban al cine en Comayagüela.Estas situaciones de violencia de las que huyen los migrantes de Honduras no rebajan ni un ápice el discurso de Donald Trump, quien tiene paralizado el Gobierno federal por la negativa de los demócratas a apoyar en el Congreso la aprobación de 5.700 millones de dólares para construir un muro que abarque los 3.200 kilómetros de la frontera con México. De esta manera, Trump pretende finalizar la obra que inició en 1994 el entonces mandatario Bill Clinton, que recorre 1.100 kilómetros. “Ver cómo matan a mis hijos o ir a otro lugar”Enrique Morones, Director Ejecutivo y Fundador de Ángeles de la Frontera, que opera en EEUU desde 1986 ayudando a los migrantes, recuerda, en declaraciones a EL MUNDO que desde que se construyó el muro, “han muerto 11.000 personas” intentando cruzarlo. “Los migrantes tienen todo el derecho a salir de su país por hambre, violencia o por la razón que sea y lo que está haciendo Trump con sus comentarios racistas y ridículos es calentar a la gente”, señala, al tiempo que recuerda que aunque el presidente estadounidense “ni quiere que se puedan acercar a la puerta de entrada, él no es el que controla, sino que está el Congreso, el Senado y la Justicia”. Morones augura que solo el 15 por ciento de los hondureños que logren entrar en EEUU conseguirá el asilo, mientras que “muchos se van a quedar en México trabajando”. Así, augura que la mayoría no regresará a su país, porque la opción que tienen es “ver a mis hijos que los maten enfrente de mí o que se mueran de hambre o me arriesgo yendo a otro lugar”.En este sentido, el Director Ejecutivo de Ángeles de la Frontera recalca que “nadie quiere salir de su país de origen”, al tiempo que subraya que Donald Trump “ni ha construido, ni va a construir un solo centímetro nuevo del muro”. Finalmente, reprocha al presidente de EEUU el hecho de que “ponga en jaulas” a los migrantes que detiene en la frontera y que separe a los niños de sus familias, a diferencia de Barack Obama, quien “trataba de forma más humana la situación”, pese a recordar que fue el Presidente que más deportaciones realizó.
Fuente: www.elmundo.es