Los médicos residentes de la Ciudad llevan adelante una lucha por mejoras salariales que ya cuenta con varias marchas. Ahora, llegó a la Legislatura gracias al proyecto de ley presentado por el legislador porteño Gabriel Solano del Partido Obrero dentro del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT).
La iniciativa busca modificar el “Régimen de Residencias y Concurrencias de la Ciudad”, a fin de garantizar el descanso de los residentes y concurrentes, así como también mejorar su sueldo. El principal cambio es el de establecer como jornada laboral de las residencias el horario de lunes a viernes de 8 a 14, incluidas las horas de guardia dicha jornada no podrá exceder las 30 horas semanales; asimismo dentro de ese régimen deberán incorporarse un mínimo de 12 horas académicas. Mientras que la guardia nocturna contaría con un descanso post- guardia de 12 horas.
Según consignó el portal Parlamentario, la normativa que rige actualmente establece un horario de nueve horas diarias durante cuatro días hábiles y en la que los residentes pueden realizar como máximo 28 horas de guardia, pudiendo hacer guardias de 24 horas corridas. En este último caso, se debe cumplir el descanso post guardia de 12 horas; aunque la cantidad de horas semanales requeridas por el sistema de residencias médicas incluyendo las guardias no podrá superar las 64 horas semanales.
La propuesta de Solano establece un salario inicial que sea equivalente al régimen de remuneraciones de un médico de planta de 40 horas semanales, “el otorgamiento del 30% por dedicación exclusiva y el 15% por responsabilidad profesional del sueldo básico del médico”, indica el proyecto.
En los fundamentos, Solano explicó que “los residentes y concurrentes de la Ciudad vienen desarrollando año tras año importantes movilizaciones que han sacado a la luz uno de los elementos menos conocidos de la crisis en el sistema de salud pública de la Ciudad: la superexplotación de sus trabajadores” y advirtió que “las residencias y concurrencias se han desnaturalizado, lo que debiera ser un trabajo formativo, un espacio de aprendizaje, resulta en la utilización de una mano de obra barata y precarizada con la que se pretende sostener el funcionamiento de un hospital público colapsado”.
Fuente: Nueva Ciudad