Desde el inicio de su segundo mandato, Horacio Rodríguez Larreta le imprime a su gestión en la Ciudad una lógica que responde al armado nacional para su posible candidatura a presidente en 2023.
El jefe de gobierno porteño ya puso en marcha su plan para competir por la Casa Rosada dentro de cuatro años. Mientras intenta construir un vínculo”de trabajo” con Alberto Fernández para evitar sobresaltos, Larreta necesita que Juntos por el Cambio, el principal espacio opositor, se mantenga unido, sin rupturas que compliquen sus aspiraciones. Por eso, pule su alianza con la UCR porteña y suma a sus equipos a alfiles de María Eugenia Vidal o Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, los dirigentes más díscolos del Pro. “Queremos contener a todos, que se mantenga Cambiemos. Ese es el objetivo”, asegura uno de los principales armadores del jefe de gobierno.
Desde el 10 de diciembre, Larreta gestiona por primera vez con el sector del radicalismo más crítico del macrismo como uno de sus aliados. Es el espacio que enfrentó al Pro en las urnas y controla el partido en la ciudad. Sus referentes son Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti.
Larreta decidió darles lugares en la gestión a representantes de sus aliados para consolidar el amplio acuerdo electoral que selló en 2019. Ese fue uno de los motivos que lo llevaron a reestructurar su gabinete tras la reelección.
Dos hombres ligados al radicalismo fueron designados en puestos clave de su gobierno. José Luis Giusti, que llegó al Pro hace varios años de la mano de Daniel Angelici, asumió como ministro de Desarrollo Económico. Giusti, exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, tiene un cargo en la Ciudad desde 2016. Fue uno de los encargados de gestionar el traspaso de la Policía a la órbita de la Ciudad. “Ya lo conocíamos. Es una ventaja porque venía trabajando con nosotros”, evalúa un alto funcionario.
Además, Larreta le dio la conducción del Banco Ciudad a Guillermo Laje, una persona de “confianza” de Lousteau y uno de sus estrategas electorales. Laje, con una extensa trayectoria en el sector bancario, tendrá como segundo a Fernando Elias, cercano al vicejefe de gobierno, Diego Santilli.
Las designaciones de Giusti y Laje fueron consensuadas con Yacobitti y Angelici, representantes de las distintas vertientes de la UCR porteña. Pero desde el radicalismo toman cierta distancia. “No tenemos cabezas de ministerios. Giusti ya estaba en el Pro”, afirman. Los radicales miraban con interés otras áreas del organigrama, sin embargo, no habrá más incorporaciones por ahora. “Todos piden más”, responden desde el Ejecutivo, donde se muestran conformes con los primeros meses de convivencia con Lousteau y sus socios.
La alianza de Larreta con el radicalismo también tendrá su primer ensayo en la Legislatura porteña. Con la venia del Pro, los legisladores que responden al tándem Yacobitti-Lousteau -supervisado por Enrique Nosiglia- y Angelici conformaron un bloque propio de 9 integrantes para mantener la “autonomía”. Pero están dispuestos a funcionar como un interbloque con el oficialismo. Con esa misma lógica, el Partido Socialista, otra incorporación de Larreta, también mantiene su bancada. Fuentes oficiales y del radicalismo coinciden en que este esquema les permitirá tener una mayor flexibilidad a ambas fuerzas a la hora de votar. Así, consideran, evitarán que haya ruidos en caso de eventuales disidencias.
En el reparto de poder legislativo, Larreta le dio la conducción de la bancada oficialista a Diego García Vilas, delfín de Graciela Ocaña (Confianza Pública). Lo secundan Daniel Del Sol (Pro), cercano a Cristian Ritondo, y Facundo Del Gaiso, de la CC-ARI. El socialista Roy Cortina, en tanto, sigue como vice tercero de la Legislatura.
En el mapa de alianzas de Larreta aparecen exfuncionarios o dirigentes de peso del ala política del Pro, que marcaron sus diferencias con Macri y Marcos Peña.
El jefe de gobierno les reservó casilleros a dos excolaboradores de Vidal. El exministro de Justicia bonaerense Gustavo Ferrari no tendrá un cargo formal, pero se desempeñará como asesor externo para temas de Justicia. Una decisión orientada a nutrir el plan nacional de Larreta. En tanto, Santiago López Medrano, extitular de Desarrollo Social de Vidal, trabajará en la Corporación Buenos Aires Sur. A su vez, el jefe de gobierno incorporará a representantes de Frigerio y Hernán Lacunza, exministro de Hacienda, a sus equipos de Gobierno, según anticiparon fuentes oficiales.
En paralelo, el alcalde porteño sumó al exdiputado Nicolás Massot, alfil de Monzó, a la lista de vocales para el directorio del Banco Ciudad. Monzó, que ya camina la provincia de Buenos Aires, está enfrentado con Vidal. Pero Larreta quiere mantenerlos a todos en su radar.
Los ministros porteños también piensan en la Casa Rosada. Eduardo Macchiavelli (Ambiente), quien asumirá como secretario general del Pro, tendrá un rol más secundario en la gestión respecto del primer mandato de Larreta para abocarse al armado nacional. En tanto, Bruno Screnci (ministro Gobierno) y Fernando Straface (Secretario General) seguirán tejiendo el plan federal del jefe de gobierno.
El operativo para impulsar la candidatura presidencial de Larreta en 2023 ya se puso en marcha en la Capital.
Fuente: La Nación