Fin de la magia: Ahora se chamulla por WhatsApp

El cortejo 2.0. El avance de la tecnología y las nuevas plataformas de comunicación abrieron en los últimos años un abanico de posibilidades para encarar y chamuyar en cualquier momento y lugar. Sin embargo, es un arte que no muchos dominan. Todo lo que tenés que saber para no pifiarla.

1. La informalidad a la orden del día
Escribir de un modo demasiado correcto le resta espontaneidad al diálogo. Los denominados expertos recomiendan evitar las frases armadas y serias. La clave es escribir del modo en el que uno habla.

2. Evitar las frases cerradas
La base del diálogo es la interacción. De esta forma, si se quiere continuar el diálogo, la sugerencia es terminar las frases con preguntas. ¿Cómo estás? ¿En qué andás? Son buenos disparadores para una charla.

3. Aprender a cerrar el diálogo
Aunque la tecnología ayuda, lo ideal es que el “cortejo” se de en un cara a cara. De modo que los chats deben tenerse en cuenta como sólo un complemento o disparador para generar el encuentro. ¿El dato? Lo ideal es evitar las respuestas contundentes como “chau” y suplantarlos con propuestas de continuidad: “Hablamos mañana”, o mejor aún “¿Nos vemos mañana?”.

4. Los problemas personales son problemas personales
Pocas cosas “matan” el romance como hablar de las anécdotas malas que pasaron durante el día. Salvo que tengan algún condimento divertido, lo mejor es mantener la conversación en tonos optimistas y positivos.

5. El alcohol al WhatsApp mata
Si desde el vamos resulta difícil sostener una conversación divertida, el desafío se torna aún más complicado si tomamos algo de alcohol. La sugerencia máxima: si tomaste, no chatees.

6. Las fotos no son todo, pero cómo ayudan
No es necesario subir el tono de la conversación enviando fotos comprometedoras. Sin embargo, el envío de imágenes de lo que uno está haciendo suele acercar posiciones y hasta puede generar más diálogo.

7. Las cadenas o los memes no son “disparadores” de conversación
Es un grave error considerar que un meme puede llegar a disparar una conversación. En momentos de “levante”, lo mejor es reenviar esos chistes a tus amigos.

8. La importancia del “auto control”
No siempre estamos de buen humor como para hablar. En esos momentos, lo ideal es esquivar con elegancia el diálogo y evitar exabruptos o respuestas tajantes que puedan desorientar al otro.

9. La ansiedad, la peor enemiga
“Clavar el visto” de vez en cuando no tiene nada de malo. Manejar los tiempos de respuestas es un arte en sí mismo que, de aplicarse con corrección, puede despertar el interés de la otra persona.

De yapa: el uso de los emojis puede ser salvador. Cualquier pregunta incómoda o fuera de lugar se puede resolver con una carita.

Fuente: Big bang News

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