Gesto de Alberto Fernández hacia Rodríguez Larreta: en marzo se distribuirán 41.000 tarjetas alimentarias en la ciudad de Buenos Aires

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, firmarán la semana próxima el convenio por el cual comenzarán a distribuirse a fines de marzo las 41.000 tarjetas Alimentar que beneficiarán a unas 67.000 personas. La cifra representa unos 200 millones de pesos mensuales que deberían impactar en la economía barrial, ya que el objetivo es que los beneficiarios adquieran alimentos en los comercios de proximidad y ferias itinerantes.

A ese acuerdo llegaron esta mañana el ministro Arroyo y la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de CABA, María Migliore.

Desde el gobierno nacional se aclaró que la demora para celebrar el acuerdo con el gobierno porteño no fue por el signo político que gobierna el distrito –como se había sugerido desde las filas porteñas– sino por un tema económico y social. La ciudad de Buenos Aires es de las más ricas del país.

La lógica implementada por Arroyo fue comenzar por las zonas con mayores índices de indigencia y pobreza del país, como Concordia, la ciudad entrerriana donde se dio el puntapié inicial del plan y la lucha contra el hambre, y se continuó en provincias como Salta y Chaco o municipios muy populosos y con graves carencias como La Matanza.

En la reunión se convino que las tarjetas Alimentar comenzarán a distribuirse entre mediados y fines de marzo a razón de unas 3.000 por día, como se viene haciendo en los distritos con mayor cantidad de población.

En el ministerio de Arroyo estiman que para esa fecha ya se habrán entregado 1.400.000 tarjetas en todo el país, es decir, todas las previstas en el programa Argentina Contra el Hambre. En la actualidad están activas 922.000.

Los principales objetivos de este plan de largo aliento y que significa una inversión para este año de unos 70.000 millones de pesos es terminar con el hambre en la Argentina y mejorar la alimentación.

El tercer viernes de cada mes, las tarjetas son cargadas de manera virtual a través del Banco Nación con $4.000, para familias con un hijo menor de seis años, y con $6.000 las que tengan dos o más chicos.

Hasta el momento, las estadísticas indican que el 58,3% de las compras con las tarjetas Alimentar estuvieron destinadas a la adquisición de leche, carne, frutas y verduras; el 9,7% a las harinas sin azúcares; el 5% a harinas con azúcares, y el 2,8% a aceite. Es decir que el 70% de los productos adquiridos son los recomendados en las charlas de nutrición a las que se accede una vez que los beneficiados son anotados para ingresar al plan. Sólo el 0,9% adquirió gaseosas con la tarjeta Alimentar.

“La situación social es muy, muy crítica”, reconocen desde la cartera de Arroyo. Esa es una de las razones por las cuales se aceleró el reparto de las tarjetas Alimentar y se anunciarán nuevos programas, no sólo para que las familias con mayores necesidades “coman, y coman bien”, sino para “crear trabajo”.

Uno de los objetivos centrales es reconvertir unos 600.000 mil planes, sobre todos los de la Asignación Universal por Hijo (AUH), en trabajos, que al comienzo pueden ser temporarios, pero que se pueden trasformar en formales.

Se espera que buena parte de los beneficiarios, que cobran menos que un salario mínimo, accedan a empleos vinculados a la construcción, textil, al reciclado, a la producción de alimentos y a la economía del cuidado de personas.

Arroyo cree, y así lo hizo público, que el trabajo, sobre todo de mujeres, cuidando a adultos mayores en casas de familias, a niños, y sobre todo en guarderías y jardines maternales, brindará mas puestos de trabajo que la construcción.

El próximo domingo, cuando el presidente Fernández inaugure por primera vez en su gobierno la Asamblea Legislativa, utilizará como uno de sus ejes los esfuerzos que se están realizando para llevar adelante el Plan Argentina contra el Hambre y que se apoya en el fortalecimiento de las acciones que lleva adelante el Programa Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional y que está destinado a la promoción y fortalecimiento del acceso a la canasta básica de alimentos.

Si bien es muy temprano para estimar porcentajes, en la Casa Rosada estiman que la distribución de las tarjetas Alimentar, que benefician a más de 2.500.000 personas, redundará sobre todo en una baja de los índices de indigencia y pobreza, pero sobre todo de la indigencia.

La tarjeta Alimentar llega al 80% de la población a la que está dirigida, esto es, madres o padres con hijos e hijas de hasta 6 años de edad que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH); a embarazadas a partir de los 3 meses que cobran la Asignación por Embarazo y personas con discapacidad que reciben la AUH.

El otro 20% son personas que, por los lugares en los que viven, no pueden acceder a ella. A esa población se le hace entrega de bolsones con alimentos secos.

El objetivo central del Ministerio de Desarrollo Social es que con la tarjeta Alimentar las familias adquieran alimentos en los comercios barriales en lugar de hacerlo en los grandes supermercados para fomentar de esa manera la economía local.

Pero también en las ferias itinerantes –habrá unas 100– que ya tienen habilitado un posnet común que identifica a la tarjeta como si fuese de débito, no de crédito, con lo cual la retención al pequeño comerciante es del 0,9% y no del 2%, como si fuese crédito.

Arroyo y su equipo técnico, junto con los especialistas del Banco Nación, ya están elaborando un código QR para que también se puedan comprar alimentos a través del celular.

Desde el Gobierno se trabaja para que a estas ferias lleguen los alimentos producidos desde la economía popular, como las huertas familiares, los emprendimientos de las familias agropecuarias o de cooperativas barriales.

Fuente: Infobae

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