cho mil millones de pesos anuales. Esa es la cifra que se pretende reducir en el presupuesto porteño como consecuencia del recorte de la coparticipación federal que fue motivo de tensión entre el gobierno de la ciudad y el nacional en plena pandemia de coronavirus. Pasada la peor parte de batalla contra el Covid-19, mientras ahora los esfuerzos apuntan a evitar rebrotes de la enfermedad, los funcionarios tienen una difícil, pero prioritaria, tarea: afinar el lápiz para disminuir los gastos en todas las áreas.
En diciembre pasado Horacio Rodríguez Larreta comenzó a intuir que su segundo mandato sería más austero que el anterior en el que abundaron las obras que transformaron la ciudad. Pero la reducción de la coparticipación obligó al gobierno a rever contratos vigentes en servicios públicos y proyectos que dejaron de ser prioridad. La recolección de residuos es una de las actividades apuntadas. Con un contrato anual de $30.000 millones se espera reducir, al menos, unos $3000 millones con un nuevo esquema de recolección para dejar de recoger los residuos los feriados y los fines de semana.
El de la basura es uno de los grandes cheques, o gastos recurrentes, de todos los Ministerios o secretarías de la ciudad. El ahorro, según fuentes oficiales, también llegará en contratos gastronómicos, provisión de servicios, mantenimiento y limpieza de edificios, por citar algunos casos. También en las contrataciones, vigentes o por ejecutarse, puestas a consideración en el nuevo mapa económico y de emergencia sanitaria que otorga un paraguas legal para hacerlo.
El nuevo proyecto de estacionamiento ordenado presentado ayer en la Legislatura porteña, adelantado por LA NACION la semana pasada, va en la misma línea. La propuesta del Ejecutivo contempla un plan más austero, con menos gastos en las licitaciones de parquímetros y concesiones de servicio de acarreo, diferente al plan que ya había sido aprobado años atrás y descartado.
“Todos los actores nos sentamos en la mesa para volver a ponernos de acuerdo. Encontramos gremios razonables que entienden que la Ciudad ya no puede pagar servicios como antes”, explicaron desde el gobierno, al confirmar la negociación que fue avalada por diferentes fuentes oficiales. “Habrá que ser más eficientes, dejar de lado algunos servicios durante un tiempo”, agregó.
El presupuesto deberá ir acomodándose a las realidades actuales y a las necesidades de la ciudad para hacerle frente a los servicios que contrata. Se dejarán de hacer obras, como viaductos y metrobuses, que pasaron al fondo del listado de prioridades. “Van a quedar muchos proyectos afuera, quedarán postergados. Hay que cuidar que los ratios de deuda sean los razonables”, sostuvieron.
El sistema de recolección de residuos e higiene urbana involucra a 6300 personas y un contrato con seis empresas y con vencimiento en 2024. Cliba, AESA, Urbasur, Nittida, Ashira y Solbayres se reparten las zonas desde 2014. A todas ellas también se les recortará el margen de ganancia, alrededor de un 2% anual. Las negociaciones para achicar el presupuesto se llevan adelante con el gremio de Camioneros desde hace varias semanas.
En el gobierno se ven apremiados para resolver la situación, a pesar de que las negociaciones están bien encaminadas. En la nueva dinámica se propone bajar la cantidad de días de recolección de residuos, que no sea de lunes a lunes y que se suspenda la actividad los fines de semana y los feriados (actualmente hay 14 feriados en los que aún se retira la basura). La ciudad entiende que no tiene sentido mantener la recolección toda la semana porque hay contenedores que no llegan llenos a los predios de disposición final. El último recorte en este servicio fue del 1% y, en esta oportunidad, esperan llegar al 10%.
Todos los recortes que se prevén tienen su particularidad, pero la recolección de basura es considerado un servicio esencial que no se detuvo durante la el aislamiento. En plena cuarentena hubo una caída del 25% de la basura generada por día en toda la ciudad, lo que significó una reducción de los niveles de desperdicios derivados a los predios de disposición final para ser enterrados, quizás como consecuencia de la actividad comercial reducida al mínimo.
Antes de la pandemia en la ciudad se generaban unas 8000 toneladas diarias que pasaron a ser 6000 por día durante los meses de mayor restricción con shoppings, comercios e industrias cerradas. Del total, 380 toneladas eran procesadas por 12 cooperativas de recuperadores de residuos antes de marzo, cuando comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, transformándose en 13 toneladas por semana y nueve cooperativas durante la cuarentena. Los recuperadores pasaron de ser 5112 a 150.
Fuente: La Nación