El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, despidió a 380 trabajadores y trabajadoras del programa Veredas Limpias. Como respuesta, las trabajadoras decidieron encadenarse hoy a las rejas del ministerio de Desarrollo Humano porteño. La protesta es del Movimiento Popular La Dignidad y comenzó este viernes a las 11.30, para reclamar por la renovación del convenio de Veredas Limpias y la reincorporación de las 380 trabajadoras.
Desde el Movimiento Popular La Dignidad, recordaron y denunciaron que “como parte del plan de lucha, el viernes de la semana pasada realizaron una sentada en el obelisco que fue brutalmente reprimida por la policía de la Ciudad, quien arrastró a las trabajadoras por la avenida y detuvo a tres integrantes de la organización”.
En ese violento operativo policial, fue detenido y más tarde liberado el dirigente social de La Dignidad, Rafael Klejzer, cuando reclamaba junto a las trabajadoras en contra de la decisión de Macri.
Previo a dicha movilización, Rafael Klejzer, dirigente del Movimiento Popular La Dignidad, denunció que “el gobierno de Jorge Macri, a través de su ministerio de Desarrollo Humano, nos comunicó que no se renovarán los convenios del programa Veredas Limpias”
Se trata de convenios que, según relató el dirigente social, vencieron el 31 de diciembre, “pero los 380 trabajadores (en su gran mayoría mujeres) continuaron realizando las labores de buena fe a la espera de una renovación que no nunca llegó”.
“Esto implica que, en medio de una de las crisis más brutales que atraviesa nuestro país, se quedan sin trabajo y sin el sustento necesario para subsistir vecinas de esta ciudad que trabajan en las cooperativas de Veredas Limpias hace más de 15 años”, alertó.
En ese sentido, denunció “el ataque a los movimientos populares, y en particular al Movimiento Popular La Dignidad, que no sólo tenemos presencia en toda la ciudad, sino que fuimos parte de la pelea por el derecho a la urbanización de las villas y núcleos habitacionales y de la creación de los programas de higiene y recolección”.
Y cuestionó que “ser la ciudad más desigual de Latinoamérica es una inmoralidad contraria a los valores de justicia y solidaridad. Dejar a trabajadorxs sin sus puestos de trabajo y no reconocer lo trabajado en estos casi tres meses es, ademas de mezquino, inhumano y una clara política para perpetuar la desigualdad”.
Fuente: Nueva Ciudad