Susana Trimarco: “La misma policía tiene a las chicas en un lugar separado y las vende por teléfono”

Asegura que la sueña seguido; que cuando surgen datos nuevos o alguna persona aparece con información, la piensa sin parar. En esos momentos, Susana Trimarco suele sentarse en el escritorio de su casa, en Tucumán, a mirar una vieja foto de su hija que tiene allí colgada. La observa, con su sonrisa grande y su mirada alegre. “Te tengo que encontrar. Te voy a encontrar. Yo nunca te voy a abandonar”, le jura. Y en ese momento, de tanto mirar la foto y de tanto pensarla, siente que “Marita” se le hace realidad. “Es como que está conmigo”, afirma.

Hace unos días Susana llegó a Buenos Aires, luego de una breve visita por Mendoza y tras haber pasado todo el verano promoviendo festivales y coordinando mesas de difusión en diferentes balnearios de la costa atlántica. Pero no descansa. Sus días están dedicados de lleno a la fundación que dirige, donde, en sus sedes de Tucumán, Córdoba y Buenos Aires, asisten a más de 600 chicas que lograron sobrevivir a la trata, a la explotación sexual, mujeres en situación de prostitución, violencia de género y extrema pobreza. “Ahora hay 80 chicas nuevas. Con ayuda del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, las estamos ayudando con bolsones de comida, a inscribir a sus hijos en la escuela, en cuestiones de salud y con medicamentos, ropa y capacitaciones para armar grupos de microemprendimientos para que tengan una salida laboral”, explica.

Hace ya 12 años que María de los Ángeles Verón salió de su casa hacia la Maternidad de Tucumán y jamás regresó. La ardua búsqueda de Susana y su marido los llevó a desentrañar una red de tráfico y explotación sexual en Tucumán y La Rioja. Durante 2002, Susana participó de decenas de allanamientos a prostíbulos, se disfrazó de madama y rescató, sola, a 129 chicas que lograron salir de ese infierno. A muchas les dio alojamiento en su casa. “Yo les daba las habitaciones de mis hijos y ropa. Eran como mis hijas. Cuando se acostumbraban me ayudaban a limpiar, a llevar a mi nieta al colegio o nos poníamos a cocinar cosas dulces para tomar el té a la tarde. Yo les intentaba dar cariño porque ellas habían sufrido mucho y se sentían muy desprotegidas”, recuerda. En esos días juró que jamás lloraría en público y se dedicó a recorrer y a patearles -literalmente- la puerta a funcionarios y empleados administrativos.

Hasta el día de hoy, Susana recibe amenazas. La última fue en enero, cuando desconocidos la llamaron y le advirtieron que no se metiera con la policía. “Para mí es común y es una cosa ya normal. Estos tipos creen que yo todavía voy a tenerles miedo a esta altura de mi vida. Yo no les tengo miedo y permanentemente los estoy denunciando”, aclara. Hoy, Susana y su nieta, Micaela, viven con custodia de Gendarmería Nacional, pero nada las doblega. “Ésta es una misión que Dios me puso en el camino, a pesar que me tocó el alma cuando raptaron a mi hija. Ella es como un ángel que despertó en todo el mundo la lucha contra el delito de la trata de personas. Yo voy a seguir luchando por todas las familias, y no importa que no me quieran los delincuentes porque estamos desarmando sus negocios y poniéndolos en su lugar”, detalla.

-¿Cree que la explotación sexual sigue tan fuerte como antes en nuestro país?

-No tanto como antes porque hace unos años de este tema no se hablaba, ahora los tipos se cuidan un poco más. Los prostíbulos visibles que uno veía desde la ruta, con las luces rojas y los carteles de “whiskería”, ya no se ven. Ahora usan otros métodos, como los departamentos privados, donde la misma policía tiene a las chicas en un lugar separado y las vende por teléfono.

-¿La gente tiene más conciencia hoy de lo que es la trata?

-Sí, denuncian más y despegan los papelitos que hay pegados en la calle. Cuando la llevaron a mi hija nadie hablaba de esto. ¡Ni yo sabía! Y a los 47 años de mi vida me vine a enterar que en esas luces rojas estos tipos tenían secuestradas mujeres. Por eso es muy importante que estén presentes en los allanamientos todas las instituciones del Estado, para que podamos aportar a la Justicia todos los datos y no puedan zafar de los delitos de trata de personas, tráfico de activos y de drogas. Yo quiero resaltar el trabajo de Ricardo Echegaray, la doctora Lina Anllo y todo el equipo de la AFIP, la UIF y la Procuración General de la Nación, que investigan muy de cerca y hacen un trabajo impresionante para que estos hombres vayan presos.

Con los años y gracias a la ayuda del Estado nacional y a organismos internacionales, el caso “Marita Verón” se convirtió en un emblema de la lucha contra la trata de mujeres en el mundo. Durante 2007 y 2008, Susana recibió el Premio Internacional Mujeres de Coraje en Estados Unidos, asesoró a los guionistas de la novela “Vidas Robadas”, impulsó la sanción de la Ley de Trata y abrió la primera sede de la Fundación María de los Ángeles Verón, en Tucumán. Pero fue el 11 de diciembre de 2012 que Susana sintió por primera vez el abrazo en conjunto de todo país. Ese día, los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano absolvieron a los 13 imputados en el caso que se había iniciado por el secuestro y sometimiento a la prostitución de “Marita”. El país entero expresó su repudio al fallo a través de las redes sociales, los medios y con marchas multitudinarias.

“Yo siento que la gente me tiene cariño y que me apoya mucho. Lo siento porque cuando voy caminando o estoy sentada en un café se me acercan, me abrazan y me besan. Pero nunca imaginé que iba a tener ese abrazo de toda la Argentina. Sentí una fuerza muy grande y por eso no derramé ni una sola lágrima. Y no la voy a derramar porque esto me fortalece y estoy parada acá como un soldado. Hasta Cristina me llamó ese día. Estaba muy mal y le dije que no se afligiera, que yo estaba bien porque hoy, más que nunca, voy a seguir luchando”.

“Yo las quiero y las respeto a Estela de Carlotto, a Hebe de Bonafini y a las Madres de Línea Fundadora. Son muy similares los hechos que pasamos”
-¿Tiene prevista otra reunión con la Presidenta?

-Sí, yo pedí una reunión. Antes de que se enferme nos reuníamos más seguido. Ahora hace poco estuve con ella saludándola y contándole de la causa. Quiero reunirme porque tenemos que reinaugurar el lugar que nos dio en el quincho de Comunicaciones.

-Se nota que se tienen una admiración mutua…

-Yo la adoro porque las personas que la conocemos fuera de la investidura de Presidenta, es difícil que no la admiremos como mamá, abuela o persona. Es una mujer muy comprometida y se me parte el alma cuando escucho que quieren que se vaya, porque la gente se olvida muy pronto de todas las cosas que hizo Néstor y hoy está haciendo ella. Igual no creo que sea toda la gente porque hay muchos que la quieren. Esos pocos que se olvidan cómo Néstor recibió al país se quejan porque suben los precios, pero eso lo hacen los mismos empresarios. Si estuviéramos tan mal, no habría la cantidad de turistas que hubo en Mar del Plata y en todas las provincias; y tampoco la cantidad de vehículos que hay en la calle. Todo el mundo ha comprado su autito y su moto, entonces, ¿cómo va a estar mal el país si la gente tiene para comprar? He estado por distintas provincias asistiendo a las víctimas y veo que la gente pobre antes andaba caminando y hoy tiene su motito y su casita. Las chicas que hemos recuperado hoy tienen su casa, sus muebles y su trabajo.

-¿Con qué otras mujeres se identifica?

-Yo las quiero y las respeto a Estela de Carlotto, a Hebe de Bonafini y a las Madres de Línea Fundadora. Son muy similares los hechos que pasamos. A mi hija la vendieron, la cambiaron por drogas y la torturaron. Y esos militares que hoy están en el banquillo hicieron lo mismo. Es una cosa similar. Yo las adoro y estas campañas contra Hebe, que la Justicia se encargue de ponerlos en su lugar a los agraviantes porque ella está grande pero sigue trabajando y luchando. Hay mucha gente que ellas no conocen que las rodean y hacen que las ayudan, pero pasan estas cosas que le pasaron a Hebe. Uno confía y después te clavan un cuchillo y te traicionan. Son cosas terribles, pero Hebe se merece todo el respeto del mundo por todo lo que hizo y sigue haciendo.

A fines de diciembre de 2013, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán revió el fallo y declaró a 10 de los antes acusados bajo responsabilidad penal como “coautores y partícipes necesarios de la retención y ocultamiento agravado para el ejercicio de la prostitución” de “Marita” Verón. Rápidamente, se ordenó que se componga un nuevo Tribunal para que se fijen las penas correspondientes a los condenados, pero hoy, muchos de ellos siguen en libertad. “Me los he cruzado en la calle y se matan de risa. Se burlan porque ésa es la impunidad que tienen, a pesar de que se dio vuelta el juicio. Creo que la Justicia tiene que hacer las cosas bien y no a medias como lo están haciendo. Hoy, día a día, seguimos teniendo denuncias de chicas desaparecidas”, se indigna.

-¿Qué la hace seguir adelante?

-Mi nieta, Mica, es mi sostén. Es el sol de mi vida que mi hija me dejó. Yo vivo por ellas dos. Verla crecer tan brillante como es, tan inteligente, tan buena persona, tan obediente y clara, para mí es un orgullo. Y veo reflejada mi hija en ella, en su personita. La verdad es que es mi vida. Nosotras vivimos las dos solas, sabemos las dos qué hacemos y qué no hacemos. Estamos sosteniéndonos las dos. Y ya se está haciendo grande y le está importando mucho la Fundación y ayudar a estas mujeres. El otro día me dijo: “Ya que mi mamá también es víctima y no sabemos cómo está, tenemos que estar preparadas para que el día de mañana la podamos ayudar con mucha más urgencia”. Eso es lo que le pasa por la cabeza. Ella es todo parta mí.

Mica Verón: “Ella es mi héroe”

Con sólo 15 años, Micaela Verón, la nieta de Susana Trimarco, no es una chica más. Cuando a los tres años su madre fue raptada en las calles de Tucumán, a ella le tocó vivir de cerca con un mundo que para la mayoría de los chicos de su edad es completamente desconocido. Desde sus primeros años, presenció por la ventanilla del auto los allanamientos que su abuela impulsaba, vivió con las víctimas de la explotación sexual bajo el mismo techo, se acostumbró a las amenazas que toda su familia recibió (y todavía sigue recibiendo), y se encarga de muchas de las actividades de la Fundación María de los Ángeles Verón. Según sus familiares, Micaela “tiene un carácter fuerte, nada la doblega y se parece cada vez más a su mamá”.

Mientras que para Susana Trimarco, Mica es su “sostén”, ella habla así de su abuela frente a 7 DÍAS: “Ella es mi héroe, es lo más grande y más sagrado para mí. La amo. No muchas veces se lo digo y me arrepiento, pero más allá de todo, la admiro profundamente por su valentía y su coraje para luchar. Ojalá algún día pueda convertirme en una mujer como es ella: siempre fiel a sus convicciones”.

Fuente: Tiempo Argentino

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